jueves, 31 de agosto de 2017

Hoy empiezo porque sí

Es 31 de agosto y aquí me tienen, sentada y decidida a hacer uno de mis -tantísisisisisimos- sueños realidad.

Hace ya algunos años que tengo, escondido bajo mil llaves, algunos cuentitos. Son pequeños, son tontos, son antiguos. Pero son míos y quieren ver la luz. Y creo que a mis 27 años ya estoy muy vieja para esas cojudeces de sentir vergüenza. ¡Escribo cuentos para niños! Entérense y ríanse mucho. Bajo este cuerpo caribeño metalero cumbiambero, hay una mujer sensible 

A veces los escribía y pensaba “a algún niño, de alguna manera, le gustará esto”. Ahora, me entusiasma muchísimo la idea de leerlos a mi sobrino cuando crezca. Que me vea, me escuche y me diga “qué bonito”.

Espero no tardar, pero hoy empiezo porque sí.

martes, 16 de mayo de 2017

Un buen árbol

A veces, en las noches cuando vuelvo a casa, veo un árbol y me pregunto cuántas palomas se habrán posado en él o cuántos hombres ebrios le habrán orinado encima. Cuántos insectos habrán comido sus hojas y cuántas personas agobiadas se habrán apoyado en él, buscando alivio. Me pregunto cuánta gente habrá escritos sus enamorados nombres en su cuerpo y cuántos perros le habrán cagado los pies. Me pregunto cuántas cosas habrá visto en su vida, cuántas parejas pelear, cuántas personas correr. Cuántos besos, cuántos abrazos y cuántas lágrimas. 


Y no puedo evitar pensar en que, a pesar de haberlo visto, olido, sentido, sufrido todo, sigue y seguirá siendo un gran árbol. 




*Texto de noviembre 2016

jueves, 6 de octubre de 2016

Sin título

Mientras encuentro inspiración para escribir la tesis, aquí me tienen de vuelta. (Mierda, ya es octubre)

Hace tiempo que no pasaba por aquí. Me daba un no sé qué volver a escribir e inclusive dejé pasar el aniversario número 5 de este blog... supongo que, en algún momento, simplemente dejé de lado de este espacio. Le echaré la culpa a la convivencia xD. Han pasado tantísimas cosas en estos meses... ¿Por dónde empezar?

Me mudé con mi chico, cambié de trabajo. Volví a cambiar de trabajo... y volví a cambiar de trabajo Entre cambio a cambio, descubrí que sé cocinar y sé lavar ropa sin desmayarme en el intento. Empecé clases, mi último año con suerte y conocí gente chévere. Conocí también gente hasta las huevas, como en todos lados. Abril, mayo y junio de pura felicidad en casa.

En julio todo pasó tan rápido como pasó mi cumpleaños en medio de gente hermosa y olor a carne oxapampina y pasó tan lento como pasó la muerte de un gran amigo y, a los pocos días, la muerte de una mujer alucinantemente genial, a quien siempre recuerdo. Agosto me trajo el recuerdo de que hacía un año todo había ido verdaderamente hermoso en la vida y me trajo la convicción de que las cosas mejorarían. De que a pesar de los 50% de probabilidades, lo que se hereda no se hurta. Me trajo, de algún modo, resignación.

Eliminé mi cuenta de Facebook, una cuenta con 846 personas -contaditas- y hace una semana vivo menos amargada cada vez que vengo a trabajar y me toca abrir la red social para monitorear mis páginas.

Espero nunca eliminar este blog. Eso fue todo por hoy...

miércoles, 25 de noviembre de 2015

1995

En 1995 tenía cinco años y me quería morir. Y esos deseos tal vez no son normales en alguien de cinco años, pero yo me obsesionaba mirando al vacío desde aquel piso 3 o 4 que, a mi edad y tamaño, parecía un piso 50. Recuerdo que armaba bolitas de papel y las lanzaba, calculaba cuánto demoraban en caer y pensaba que yo demoraría igual, volaría igual y caería igual, intacta. Pero yo quería realmente morir. Ni siquiera llegaba a asomarme bien a ese balcón, solo sabía por alguna noticia de Panorama que la gente podía perder la vida si se lanzaba de algún lugar alto.

Y yo quería eso.

Los motivos los recuerdo a la perfección, pero una parte de mí ya los olvidó. Los días eran muy cálidos y yo era, la mayor parte del día, una niña muy feliz. Sin embargo, tenía pensamientos muy profundos acerca de la razón por la que yo estaba viva exactamente en ese momento. Me preguntaba demasiadas cosas sobre mi entorno (no hay mucho en la vida de una niña de cinco años como para ponerse tan intensa). Pensaba en la niña que me había empujado en el nido, en el niño que me dio un pico. Pensaba en mi papá, en mi mamá y hermana y siempre me preguntaba qué rayos hacía yo ahí, sentada viendo Star Trek. Hasta pensaba en que cinco años de vida se olvidarían de inmediato. Pensaba que no había vivido mucho, por lo que mi muerte no afectaría a nadie.

Veinte años han pasado desde aquellos pensamientos. A veces cuento cosas raras y la gente me dice: "mátate". No me gusta cuando lo hacen, porque me acuerdo que yo quería hacerlo antes de que fuera mainstream y probablemente antes de que muchos de ellos nacieran.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Más respeto, que soy tu enamorada

Después de leer "más respeto, que soy tu madre" de Casciari, me siento como una Mirta Bertotti joven, a la mitad. Qué tal libro para sacarme lagrimones. Ayer lloraba despacito para no despertar al joven, mientras pensaba en lo triste que es envejecer y en cómo los hijos son una extensión de los padres, o los padres de los hijos. Da igual. Poco a poco, con el tiempo, no seremos más "Fiorellas" ni "Pepitos", ni "Juan Carlos", seremos simplemente "la mamá de...", "el papá de.." o con suerte "la señora Fiorella". Esto de perder tu identidad con el paso de los años es algo que no me termina de convencer. 

Abrí una hojita en blanco acá con un nudo en la garganta y me acordé de algo chistoso de ayer. Después de llorar con ese capítulo, me quise hacer la cojuda e irme a limpiar. Buscaba y buscaba la bendita escoba y nada. Volví a preguntar por ella y no me quedó más remedio que despertar al bello durmiente. "¿Has visto la escoba? No está por ningún lado" -preguntaba yo, escondiendo mis mocos en la oscuridad. -"¿Por qué? ¿ya te vas?" me pregunta el huevonazo. Y esto merece la pena ser contado, porque son cosas que te alegran el día significativamente. Esta felicidad es buena, amigos. 

viernes, 21 de agosto de 2015

4 largos años

 He abandonado esto por mucho tiempo, lo sé. En realidad no es que me arrepienta tampoco, he estado en otras. Sin embargo, hoy este hermoso espacio cumple 4 largos años y, ya que tengo cero inspiración en estos momentos, he venido a hacer un recuento de lo más lindo, lo más gracioso y -por qué ño- lo más estúpido que me ha pasado desde que pisé por primera vez este lugar y tuve frente a mis ojos un gran y vacío cuadro blanco de texto. 

No ha sido sencillo elegir entre las 100 entradas que aquí habitan pero hice un gran esfuerzo. Solamente queda decirles lo mismo que les digo siempre: ¡Nos seguimos leyendo! :)


Cómo olvidar la primera entrada de este blog, un 21 de agosto del 2011 :D
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2011/08/administrando-mi-vida.html

Y cómo olvidar cuando me hacían bullying: 

O cuando me enteré que venía Rod Stewart:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2011/07/el-dia-en-el-que-el-noble.html

...y cuando estuve por fin frente a él:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com.es/2011/10/tonight-im-yours-rod.html

Cómo olvidar cuando tuve un día de mierda:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2012/08/pie-izquierdo.html

O cuando, de la nada, empecé a recordar un pincho de cosas mientras comía óreo:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2012/11/memoria-de-elefante.html

¡O cuando tuve por fin en mis manos aquel libro por el que tanto había pedido!
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2012/11/la-ladrona-de-libros.html

Cómo olvidar cuando replanteé mi vida y mi futuro profesional a raíz de un 00:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com.es/2012/03/cero-cero.html

o cuando me hicieron el corte de He-man ¬¬
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2012/12/la-peluquera.html

Cómo olvidar cuando esta canción me llegó al orto y quise expresarlo porque yolo:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/02/por-que-senor-por-que.html

putamadre, cómo olvidar cuando mi mamá cocinó a mi pollo:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/04/el-tallarin-con-pollo.html

JAJAJAJA cuando, gracias a mí, un grupo de alumnos descubrió su homosexualidad: XD
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/04/la-actuacion.html

o cuando casi muero porque en mi colegio olía a puta:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/05/quien-huele-puta.html

... O también cuando les conté todo lo que sufría en el colegio:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/06/mi-problema-con-las-mujeres.html

o cuando escuché cómo cachaban a mi costado. JAJAJA ok, no estaban cachando:
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/07/lo-que-uno-tiene-que-escuchar.html

Me acordé también cuando era un chibolito :)
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/08/mi-chibolo-interior.html

Y cuando conocí a mi hermano.
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2013/08/hermano.html

... Y cuando se jodió la navidad :)
http://fiorellanoquieresalir.blogspot.com/2014/12/se-jodio-la-navidad.html



Espero que les haya gustado este pequeño homenaje. Ahora sí, nunca más abandonaré este lugar.

Dejo esta imagen y me voy lentamente...


jueves, 9 de abril de 2015

Abril, sorpréndenos

¿Alguien sabe si enamorarse es fácil o difícil? ¿Existe realmente una regla universal para sentir, en un tiempo determinado, tal o cual cosa por alguien? ¿Se puede uno enamorar en un día o dos? Y no, no se pongan muy realistas diciendo "No pos miau, para enamorarse hay que conocer bien a la persona". Vívanla, por favor.

 Ah, y acá viene la verdadera historia. El "le pasó a la amiga de la prima hermana de mi hijastra". Se ha enamorado y, según ella, ha empezado a sentir especial y no, no está apresurándose (según sus propias palabras). Por eso me cuestiono lo de arriba. ¿Enamorarse de un muchacho a quien ha visto dos veces en su vida? ¿Cómo? Y le vino a preguntar a la persona menos indicada: "¿Fio, qué hago?" Uy, yo digo, si supiera que mi experiencia en el amor no es precisamente la mejor, ni mis consejos los más acertados. Veremos qué hacer, le digo. Veremos. Y me pongo a pensar en el pasado cercano. Me río, recuerdo, me sigo riendo pero, de pronto, me pongo triste y reniego. Lo curioso es, que al final, termino riendo igual.  Entonces, sentencio. Sí se puede. Claro que sí. ¿Por qué no? "Veremos qué pasa".

 Hay que tener ese balance perfecto entre pisar tierra y aprender a volar, pero un poquito. Total, si quieres arriesgarte a algo nuevo, adelante. Termino mi consejo bebiendo un sorbito de mi café y viendo en sus ojos un brillo tan natural, que hasta envidia me da. Mi amiga se ha enamorado.



sábado, 7 de marzo de 2015

Todos los sábados del mundo

 Se me van las vacaciones, se me acaban. Increíble pero cierto: han sido las mejores vacaciones de la vida. Las noches en el malecón con amigos, amigas. Las noches de películas al aire libre, las conversaciones en el parque. La playa y las piedras, la arena. El sol yéndose, el sol llegando un par de días. Las canciones nuevas, las bandas,  las chelitas, los puchos y las conversaciones infinitas. Las lágrimas de felicidad al reconocer, en los ojos de alguien más, la amistad y la alegría a pesar de la tristeza. Todo eso no se termina, pero se termina el tiempo. 

 Los fines de semana se me hicieron más cercanos, uno a uno, llegaban cada vez más rápido. Mis días se fueron como chispas. ¿Que el tiempo vuela? Sí que lo hace. Desde hace muchos sábados, la tranquilidad me inunda y la soledad de casa me es amigable. Adoro estos momentos: cocinar para mí, limpiar sin que me digan nada y escuchar el mismo disco, todos los sábados del mundo. Pronto entraré a clases y saldré menos entre semana, pero de algo estoy segura: Mis sábados seguirán siendo perfectos y en soledad. Seguirán siendo míos hasta que llegue alguien o algo que intente desordenar lo que me ha costado un poco volver a ordenar: mi vida a solas. 



domingo, 18 de enero de 2015

A las 11

 Estábamos en círculo conversando, con un vaso de gaseosa en la mano. Todos reían y, delante de mí, mi padre explotaba en carcajadas mientras hablaba con mi padrino. Yo no sabía exactamente qué hacíamos ahí, pero escuchaba al señor que, a mi lado, me contaba sobre mi papá y su adolescencia loca y divertida. No vi a mis hermanos, ni a su esposa, ni a mis tíos ni tías. Éramos mi padrino, mi papá y muchos desconocidos. 

 Escuchaba atenta las historias hasta que el señor que me hablaba me preguntó cómo me sentía al saber que mi padre moriría. Me sentí confundida al respecto e interrumpí la amena conversación para preguntar qué estaba pasando. Mi padre, con una sonrisa en el rostro, se me acercó entre la multitud de amigos y me dijo que le quedaban cuarenta minutos de vida, que moriría a las 11. Miré a todos, buscando respuestas en sus miradas de sorpresa pues, al parecer, yo era la única que no sabía tan devastadora noticia. Lloré y maldije a todos los que estaban ahí, maldije sus sonrisas y su alegría. ¿Cómo estar alegres y celebrando si alguien iba a morir en menos de una hora? Mi padre me habló:

 -"Estamos celebrando porque quiero morir tranquilo. Quiero morir rodeado de mis amigos y la gente que me ama. He vivido intensamente cada día de mi vida y hoy estoy cansado. ¿Tú me amas, hija? Sé que sí. Si me amas, por favor déjame ir. No te haré falta pues, todo lo que soy, lo eres tú también. Sabrás encontrarme en tu forma de ser, de caminar, de reír y de hablar. Hasta de pensar, eres mi vivo retrato. "

 Se dio la vuelta y siguió compartiendo con sus amigos. Yo veía el reloj y cada vez faltaba menos. Entré en pánico y salí, vi la noche más estrellada de mi vida y de mis sueños y lloré. Lloré hasta que pude entender y volví. Los amigos de mi papá estaban dejando los vasos a un lado y, uno a uno, se acercaban a darle el último abrazo. Unos le decían cosas hermosas; otros, le agradecían por los consejos. Alguno le dio una carta; una mujer le dio una rosa. Dos señores desconocidos le dieron las gracias por haberles perdonado; otros le pedían perdón y él perdonaba. Sin darme cuenta, yo era la última de la fila y no podía dejar de ver el reloj. Estaba pensando en qué darle a mi padre, pues no había llevado nada excepto lo que tenía puesto. Ni siquiera podía decirle algo lindo, me sentía muy triste.

 Llegó mi turno y mi papá me pidió un abrazo. Eso hice y, mientras nos abrazábamos, su corazón latía más lento. Yo lloraba desconsoladamente, lloraba y desperté con mi hermana al lado, estaba llorando al despertar. 

sábado, 17 de enero de 2015

Para un desconocido/a

 ¿Tienes buenos amigos con quienes conversar? Y no me refiero a aquellos con quienes pasar el rato, me refiero a los de verdad. Esos que están contigo de noche y de día, los que te conocen casi a la perfección y, con sus consejos y palabras, te hacen realmente reflexionar.

 ¿Odias a alguien? ¿Qué se siente? Tal vez alguna vez te hicieron mucho daño pero, vamos, nada es más jodidamente agradable que ser y sentirte feliz a pesar de todo. Entregarle una sonrisa a esa persona que te hizo sentir mierda alguna vez te hace sentir demasiado cool para todo. Es la mejor sensación del mundo. 

 ¿Te sientes tranquilo/a con tu soledad? Siempre he dicho algo así: "para estar acompañado, hay que aprender a vivir solo". No busques en una persona compañía si tú solo no te aguantas. Es bueno pasar tiempo con uno mismo y conocerse, es divertido y cada día te sorprende más. Descubres hobbies, música, eres tú para ti y para nadie más. Te da seguridad para que, cuando quieras a una nueva persona, le entregues realmente esa "mejor versión de ti" de la que tanto hablan. Sabrás que es difícil, pero vale la pena. 

 ¿Te has trazado objetivos para este mes, año, para esta vida? ¿Luchas por algo realmente? No quisiera que seas de esas personas que viven por vivir. Es horrible, y me ha pasado. Es normal estar así por temporadas, pero no siempre. Si sientes que te está pasando, ¡Despierta! Llena tu existencia de algo apasionante. Eres joven, todo te va a salir bien y si no, qué paja es intentar. 


 Ha sido precioso conocerte, desconocido. 



<<Desconocido, espero tus problemas se acaben y así volver a la senda del bien. Desconocido, dobla tu energía en partes iguales y todo va a estar más o menos bien>>



jueves, 15 de enero de 2015

¡Hola!


¡Felices fiestas! -Aunque tarde, es válido y si no, pues qué importa-. He tenido el mejor año nuevo de mi vida, definitivamente se empezó bien este 2015 y, aunque el 2014 dejó ciertas cosas malas, de todo se aprende y eso me hace inmensamente feliz.

 Me han pasado cosas rarísimas estos días (¿Qué mejor forma de empezar el año que con cosas raras para este pericotito?) Me siento muy feliz y no son las drogas, debe ser toda esa buena vibra que me dieron en año nuevo. Espero todo vaya de acuerdo a lo planeado y no cagar nada en el camino. #SoyUnaNuevaPersona ok, no.

 Fui a ver a una persona importantísima en mi vida. Fui solo a cerrar las cosas viejas y a conversar como gente civilizada. Me salió bien, me sorprendió mi forma de asimilar y el poder verle a los ojos sin sentir más que muchas cosas lindas por los recuerdos. Es la mejor manera de seguir adelante para mí: afrontar o "apechugar" como Tilsa (mátenme por eso). Agradezco infinitamente tener a mi alrededor personas de buen corazón que me motivan a actuar de buena fe, no me arrepiento de nada con respecto a ese día. Y a ti, que sé que me lees, gracias por aceptarme en tu casa y por conversar conmigo. No seremos los mejores amigos nunca más pero las cosas, cuando ya no hay sentimientos ni buenos ni malos de por medio, se hablan y se curan así.

 No he tenido días más intensos excepto aquel día lleno de ron y malecón. Fue rarísimo y, a la vez, hermoso. En cuanto a eso no puedo decir mucho pues ni yo me lo explico todavía y, en realidad, me guardo lo mejor para mí. Siempre.

 Que este año sea hermoso para todos mis 53 seguidores (gracias, hasta el año pasado eran 52 xD) y como siempre: ¡Nos leemos mucho!



Mi playlist del momento



sábado, 27 de diciembre de 2014

Se jodió la navidad

Se jodió <MAL>, como diría el buen Arthur.


Se jodió la navidad, en serio. Sé que suena mal pero, de hecho, tuve la mejor navidad de mi vida. Y no precisamente por mis regalos o mi cena o mi unión y bla, sino porque la pasé demasiado divertido y todo eso gracias a las casualidades de la vida.

Me levanté temprano, desayuné pavo, panetón y chocolate y fui a casa. Me la pasé, literalmente, haciendo nada hasta la hora de almuerzo. Vi que uno de mis amigos de Cibertec ofrecía comida (¿Se imaginan? ¡Ofrecía su casa para almorzar!) Definitivamente, un gesto tan hermoso y no esperaba menos de él. Fui a su casa en Surquillo y me maté de risa con él y su hermanita, comiendo pavo y ensaladas raras. Bailamos, cantamos, nos divertimos demasiado. ¿Saben qué es lo más lindo de la navidad? Compartir. Es todo lo que me gusta de ella. 

 Después de tener una tarde tan divertida con los hermanos Wk, me fui a casa. Estuve como un pequeño hongo sin saber qué hacer y con un deseo inmenso de largarme pero nadie parecía hacerme caso hasta que, de la nada, encontré a Arthur en línea. Mi idea era salir a comprar zapatos pero, ni idea cómo ni por qué, terminé con él en el Óvalo de Miraflores. 

 Caminamos un poco, nos fuimos a comer, nos deseamos Feliz Navidad y conversamos de la vida. A decir verdad, la gente fuera de casa un 25 de diciembre lo está porque, definitivamente, algo anda mal (a menos que anden en familia, ¿no?) En fin, no me molesta reconocer que algo está mal conmigo. Pero ¿saben qué? No éramos los únicos. 

Salimos de comer y tomamos un micro de regreso al Óvalo de Miraflores. Me reía demasiado con las cosas que decía Arthur, es demasiado ocurrente (es yo en masculino ¿?) todo un caso. Es del tipo de personas con las que no debes sentirte limitado para expresarte. 

 Una vez en Berlín, buscamos algún bar con música chévere para bailar... terminamos en la calle de las pizzas (I regret NOTHING) bailando como locos. No contentos con sudar al ritmo de todas las canciones del momento, salimos y nos dimos cuenta de que otra discoteca estaba abierta. Nos quedamos bailando y mandando un poco a la mierda a la hora y al qué dirán. 

 A la salida de todo y ya cansados, caminamos a mi casa. Esa media hora fue crucial para mi vida porque, a parte de conversar de mil cosas, conocí linda música. Linda música y lindas historias que había ya escuchado en Larcomar. Fue una agradable caminata pensando en gatitos y escuchando canciones de lunas. Definitivamente se jodió la navidad, así no nació Jesús, amigos, así no. La pasé tan excelente que, si pudiera repetirlo todo, lo haría sin dudas. Todo pasa por algo, yo conocí a un noble muchacho que, con sus diferencias, se parece demasiado a mí. Y él, como yo, merece ser muy feliz. 

¡Gracias, Arthur! 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Un niño y su libro

 No me emociona la navidad. Los fuegos y las sonrisas son igual de artificiales, todo es tan vacío y triste que, desde hace unos años, preferiría quedarme dormida en lugar de 'celebrar'. Es por eso que siempre salgo los 25. Donde sea, de verdad, donde me lleve el viento. 

 El 23 tuvimos una cena muy linda en el trabajo. Sentada ahí, escuchando a mi jefe hablar, me puso triste pensar que era mi primera navidad lejos de mis amigos de GSS, después de seis años. Me acostumbré a sus abrazos y sus deseos navideños. Ha sido todo un año nuevo para mí, definitivamente haber llegado a la agencia ha sido un cambio radical y ese día, rodeada de los chicos, lo sentí más que nunca. Levanté la mirada y vi gente nueva y, en sus rostros, mi nueva vida. Agradezco mucho por eso. No saben cuánto. 

 El 24 me levanté demasiado tarde. No tenía ganas de nada, sentí que iba a ser un mal día pero todo se arregla simplemente llamando a alguien. No tenía mucho plan, quise ir a Barranco a comprar algo y terminé en la tienda de un amigo bebiendo pilsen y escuchando MamaLion. Excelente tarde al lado de Jano y el Yisus. Me compré dos discos geniales, "ropa hipster" y un collar (soy tan sencilla para ser feliz). Después, de la nada, llegó Víctor. Agradezco a la vida por haberme puesto a Vic en el camino, de verdad que ese niño es un buen amigo. Sabes que le importas a alguien cuando viene desde tan lejos solo para caminar, conversar o hacer nada. 

 Salimos de El Anexxxo (así se llama el local, mal pensado) y caminamos Víctor y yo en dirección desconocida. No había mucho de qué emocionarse, total, noche buena y mis pelotas. Fuimos a una feria cercana y vi a mi ex -ex, ex- y me quedé impactada no solo del susto, sino de lo extraño y wtf que fue verle después de cuatro años. Básicamente me pellizcó el brazo, me dijo "hey" y yo "hola" y volteé a seguir con mi vida. Debí ser más educada y al menos decirle "feliz navidad" pero de verdad me vale madres. Seguí caminando con Víctor y encontramos un stand de libros. Muy lindos todos, no tenía mucha plata pues, de lo contrario, me hubiera llevado varios. Pero algo en mí despertó.

 Vi al pequeño Víctor rodeado de lo que más le gusta -creo-: los libros. Él es un tipo tan inteligente y buen amigo que, habiendo venido desde tan lejos, el corazón se me hizo pasita y decidí hacerle un regalo muy lindo por navidad. Resulta que, quien atendía el stand, era nada más y nada menos que el autor de uno de esos libros, Germán Atoche. Él fue tan lindo que nos explicaba de qué iba su obra y nos decía que entremos al fanpage, la verdad que un chico bastante sencillo. Ya se imaginarán qué hice yo: le dije a Germán que le compraba un libro y, cuando me preguntó sobre la dedicatoria, dije el nombre de mi acompañante amigo. Se lo merece por ser tan lindo con esta loca tira caca. En serio.

 De esta manera sentí que podía retribuirle a este gran amigo las pocas pero valiosas cosas que hemos compartido juntos. Darle la vuelta a la página e intentar ser felices desde nuestros puntos débiles y crecer en conocimientos, experiencias y más. Gracias, sobrino. Espero que seas muy feliz.



sábado, 13 de diciembre de 2014

¡Vacaciones!

 Estoy demasiado contenta *bailando el waka waka* ok, no. ¡Pasé invicta! -Sí, me alegro porque de hecho pensé que jalaría Sociología- En fin, se acabó el ciclo y con él un año más de aprendizajes y muucha diversión. Vacaciones a mí. 

 No dormí cuatro noches seguidas, literalmente pegué el ojo dos noches por 20 minutos cada una. Fue muy difícil terminar mi plan de Marketing y mi proyecto de Sociología pero lo conseguí. Ahora solo quiero dormir y quién sabe, tal vez ir a la playa o a alguna reunión; tal vez, solo caminar y tomar una chela. Solamente quiero disfrutar de mis vacaciones porque, a diferencia del año pasado, esta vez sí las necesito. 

A mi mente vienen recuerdos de hace un año, de unas vacaciones bien divertidas y fuera de lo común. La pasé bonito. Este año me toca afrontar todo yo sola pero voy positiva y bueno, ya tengo planes para todo mi verano. Será un verano divertido, o eso espero. 

 Con respecto a toda la coyuntura navideña, no diré nada. Espero poder hacer mi post con el recuento de los momentos más importantes de mi 2014, ¡Nos leemos pronto! 

martes, 2 de diciembre de 2014

Ojalá

 La velocidad con la que pasan los días es increíble. Ha sido un mes muy bonito, lleno de nuevas cosas. Sentimientos tal vez, uno que otro, sobretodo el sentimiento de que todo se vuelve a unir y las cosas vuelven a tener sentido. 3 de noviembre, ¿recuerdas? Todo pasó demasiado rápido.

 Mis finales me tienen demasiado sensible. No dormí por cuatro días y ahora estoy con los nervios de punta pues, a decir verdad, el café no solo sirve para mantenerte despierto. Soy un manojo de nervios y de eso vine a hablarles.

 Me he vuelto a estresar. De esa forma en la que no sabes si algo es o no es, el estrés es infinito. No tengo tiempo, lo sé, pero me estresa saber que alguien quiere y no puede /  dice y no hace / siente y no demuestra. Me cansa pero siento que debo esperar porque así es la vida: el que no arriesga no gana y yo quiero arriesgar, así se pierda todo una vez más. 

 Ojalá dieran premio por ser buena gente. 

lunes, 10 de noviembre de 2014

Siempre

Se fue octubre, por fin. Se fue y se llevó muchas cosas lindas y otras muy feas, no quisiera recordarlas. Llegó noviembre y, cual chibolita amixer, le pedí que me sorprendiera y lo hizo. Empezó con una cachetada de realidad y continuó con una nueva... digamos... razón para sonreír. Es bonito volver a reírte de cualquier cosa cuando pasaste algunos días en las sombras. Es bonito volver a salir y ver días soleados o simplemente el mar. 

Escapé (adivinen a dónde...) sí, a Ica. Fue un fin de semana hermoso, empecé noviembre con el sol en la cara y con muchas cosas no tan claras pero feliz de todas formas. Esta vez no hubo correteo por Paracas ni llantos en la Huacachina, no. Todo fue felicidad y full chelas (jaja). La pasé increíble y, por segunda vez, hubiera deseado quedarme pero... la realidad es otra. Volví y mi 3 de noviembre fue el más horrible/hermoso del mundo. Aprendí algo valiosísimo a mi regreso y agradecí por ello después de una semana. Asimilar, aceptar, aprender, seguir, ser feliz. ¿Cómo no hacerlo? Hay millones de motivos, millones de colores.

 Necesitaba a alguien que me pusiera en mi lugar, que recoja el estropajo que era y me de una buena golpiza de realidad. Gracias. Les juro que, después del 3 de noviembre, soy otra persona. Solo necesité unos ojos gigantes que miraran de frente. Más que palabras, me encanta el lenguaje de los ojos.

 El tiempo libre después de trabajar, cuando ya no tienes clases ni qué leer ni qué estudiar, es valiosísimo. Volví a la pintura, volví al malecón de noche y volví a encontrar amigos que creí perdidos. Hace una semana pensé que me habían hecho mucho daño; hoy pienso que simplemente me empujaron a la felicidad. 

martes, 9 de septiembre de 2014

Salud por Timoti Huever

 Cuando uno es chibolo, todo le parece nuevo y genial. El gobierno es una mierda, la sociedad apesta y Dios no existe. Cualquiera sea tu género musical favorito, siempre quieres estar en todos los lugares del momento, con esa gente chévere con la que te rodeas. Esa gente que comparte tus gustos y tus modas. A todos nos ha pasado, a todos nos han sorprendido tal vez las mismas cosas y las mismas canciones, en su momento, nos han hecho sentir lo mismo una y otra vez. Todos hemos llorado con amigos, todos hemos saltado y hemos pensado que esas amistades son sinceras, para siempre y lo mejor que nos ha pasado. 

 Sucede que, mientras estás en ese vaivén de la vida, te enamoras. Sabes que así es pues dejas de hacer algunas cosas, ya no frecuentas a la misma gente y cambias uno que otro hábito por pasar más tiempo con aquella persona. Te enfrentas a comentarios de amigos y amigas, te enfrentas a que te digan pisada o pisado, y un sinfín de tonterías que, a la larga, agradeces. Recuerdo haberme encontrado yo, a mis veinte años, en una escena parecida. Era, en aquellos tiempos, una chiquilla bastante tímida, amante solamente de la música punk y todo lo nuevo que veía en los afiches de jr. Quilca. Tenía amigos, tenía gente con la que me encontraba siempre para ir a todos lados y amigos con los cuales me encantaba compartir. Algunos siguen hasta hoy, algunos menos mal que no. 

 Estaban de un lado mis ganas de vivir la vida loca y seguir envuelta en ropas negras y gritos locos en los conciertos del centro y, por el otro, mi deseo de estar con este muchacho pues, valgan verdades, se estaba ganando mi aprecio y a veces hasta pena me daba no incluirle en mis borrachosos planes. "Hay que tener fuerza de voluntad", escuché una vez. Fuerza de voluntad para no cagarla y volver donde, la persona que te quiere, te espera tranquilo, dispuesto a escuchar todas tus aventuras después de un concierto. Pensé que lo estaba haciendo bien, pero no. Sí la cagué y aunque no hice nada malo, hice daño. Me arrepiento feo y no por él, sino por mí. Hay oportunidades y oportunidades, algunas no las tomé y qué bueno; algunas, las vi pasar y las hice mías. Preferí seguir en mi chibolada, él se fue.

 Ahora me enfoco más en cosas -digamos- trascendentes (solo digamos, imaginemos que es así). Sé que lo importante no es cuántos amigos te digan "que te entienden", sino que una sola persona te diga que te quiere. 


No extraño estas épocas, porque ya no forman parte de mi vida.

No me reconocerán jamás :D 





miércoles, 2 de abril de 2014

Ariadna no quiere bulla

 Ariadna no quiere bulla. Así me lo ha hecho saber y yo le respeto, por eso cierro las ventanas. Todos los niños del salón de 1er grado ya salieron como balas apenas sonó la campana de recreo, pero ella se tapó los oídos y se me acercó corriendo para hundir su cara en mi mandil. No quiere, no le gusta la bulla.

 Me habían advertido que podía ser difícil lidiar con niños con autismo, pero yo no les creo. Nunca les creí. Es difícil para aquel que, simplemente, no sabe lidiar con niños en general. Yo siempre tuve ese "no sé qué", ese "qué se yo" que me permitía tener un acercamiento más personal con cada uno de mis alumnos, y es que cada uno tiene su propio mundo. Es cierto que Ariadna era, a primera impresión, diferente, si, pero si la mirabas más de cerca era completamente igual a ti, a mí, a todos. Su autismo sólo se notaba cuando estaban los demás mirándola.

 Recuerdo vagamente mis días con ella, pues no fui su profesora por mucho tiempo. Sólo me acuerdo de su canción favorita: Sin tomar aliento estoy... rodeado de calor, ¡escucha! Tengo que respirar, y respirar... La directora me dijo que su mamá la cantaba siempre y a ella se le había pegado. Era increíble escucharle cantar cuando todos se iban. A veces pintaba con una destreza alucinante para sus seis años y armaba rompecabezas en segundos. Usaba dos colitas y unos ganchos verdes. Era su color favorito, también, por eso todo me lo pintaba de verde: el mandil, la mesa, la cara con la témpera. Toda la fiesta empezaba cuando los demás corrían al recreo. 

 Hoy, 2 de abril, es el día mundial de la concienciación sobre el autismo. Está bien, lo acabo de leer en un news feed, tal vez de Facebook, tal vez de Twitter, pero me sirvió para recordar a esta pequeña que, durante los ocho meses que enseñé inglés en aquel colegio de Surco, me hizo la persona más dichosa del mundo. Gracias Ariadnita, por confiar en mí y por compartir conmigo un poquito de tu mundo, aquel que no compartías con nadie más. 

lunes, 17 de febrero de 2014

"¿Y cuándo nos vemos?"

 Las buenas y malas noticias son parte del día a día. A veces nos sorprenden cuando menos lo esperamos y, es ahí, cuando nos cuestionamos muchas cosas de la vida. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Es justo? Nadie sabe. Nadie realmente sabe. Pocos entienden la muerte como "el paso a mejor vida" o "el encuentro con Dios". Yo no lo entiendo así. Yo no creo en la vida después de la muerte. 

 Hace unas semanas, recibí la noticia de que una amiga mía había fallecido. Bueno fuera que la hubiera realmente recibido, como cuando te llaman y te lo dicen. No. Yo me enteré por las publicaciones de otras personas en su muro de Facebook. Era martes y el velorio se hizo a la medianoche en Surquillo, así que me reuní con Renzo y fuimos a darle el último adiós. Fue bonito ver a mis ex compañeros de Cibertec y recordar junto a ellos algunos pasajes de aquellos tiempos, cuando nos burlábamos de los wachiturros y molestábamos a la chata con esos bailes y música de moda.

 Me acerqué a verle cuatro veces. Sé que no a muchos les gusta hacerlo, pero yo lo sentí como despedida. Ver por última vez su rostro maquillado y sus joyas. Su nariz bonita y sus uñas largas y pintaditas. Así era ella: toda una mona para la pintura y el peinado y esas cosas bonis de mujeres. Pensé muchas veces en que no era justo que, a su edad, le haya avanzado tanto el cáncer. "Nadie tiene la vida comprada" dicen... "Cuando te toca, te toca" dicen... Huevadas. Las palabras de consuelo, en esos momentos, no sirven de mucho. Ella era inteligente, bonita, desenvuelta y toda una wachiturra. Ella llegaba a su casa cuando salía el sol... Nada tiene sentido, nada es justo.

 En pocos días, se cumple el primer mes de su muerte. Algunos harán sus vidas con normalidad; otros, tal vez vayan a la misa; los demás, puede ser que no lo recuerden. Irónicamente, ese día tengo un bautizo. Será extraño el pensar en la vida y la muerte al mismo tiempo. Será horrible recordar que, semanas antes de morir, me escribió al Facebook: "¿Y cuándo nos vemos? Quiero hablar contigo". No sabes cuánto me muero por hablar contigo en estos momentos, mientras nos reímos de alguien en la plaza de Barranco. 

martes, 11 de febrero de 2014

El globo corazón

 Tal vez era 1998 o un poco más, no sé. Era verano y todos los chibolitos de mi ex barrio en Lince corrían a llenar sus globitos con agua para jugar los famosos carnavales. Disculpen, pirañas, pero antes jugábamos sanamente y no como ahora, metiendo mano y tirando pichi. En fin.

 Vagamente recuerdo que todos nos empinamos en la azotea del edificio para ver a nuestras víctimas. Uno a uno íbamos atacándolos con globos, baldes, nadie se nos escapaba. Hasta una pareja que, aprovechado la esquina sabrosa empezó a chapar, fue atacada por nuestras bombas y bañados al instante. Los globos caían del cielo y todo transeúnte -sin distinción de edad, sexo, religión ni raza- era mojado por un grupo de niños de no más de diez años. Éramos unos pillines.

 Sin embargo, nuestros globos se estaban terminando y ya las propinas las habíamos gastado en mojar a casi todo el distrito, por lo que no nos quedó más remedio que atacar a baldazo limpio. Adiós el glamour y bienvenida la salvajada, optamos por lanzar desde jarras hasta vasitos de agua, todo con tal de bañar a quien osara pasar por nuestra acera. Mi en ese entonces adolescente hermana mayor, batuteando a la mancha de chiquitos que éramos nosotros, nos llevó al departamento y sacó algo que jamás se nos hubiera ocurrido ni en nuestras peores alucinaciones: un globo de corazón número 8. Asombrados vimos cómo se llenaba de agua, como aumentaba su tamaño y cómo copaba toda la tina donde pensábamos transportarlo. Ayudamos entre todos a cargar nuestra ahora más poderosa arma y nos asomamos nuevamente en la azotea. Nuestra víctima final tenía que realmente merecer ese globazo de agua.

 Esperamos un buen rato hasta que apareció. Tenía polo blanco y estaba como perdido, como buscando una dirección. Se quedó parado justo debajo de nuestra atenta mirada y nuestro globo. Todos los chiquillos miramos a mi hermana mayor y ella, sin pensarlo dos veces, dejó caer el inmenso corazón lleno de agua desde un sexto piso y directo a la cabeza de ese muchacho al que -creo- ella le tenía mucho odio. Hubiera sido gracioso si éste siquiera se reventara y mojara a su víctima, pero no. Rebotó de su cabeza (tumbándolo de un solo golpe) y llegó a la luna de un carro estacionado, aplastando el capó y activando su alarma. Todos nos tiramos al piso y, desde abajo, se oían carajos y amenazas de denuncia por parte del dueño del station wagon. Nos metimos en grandes problemas.

 No sé; de hecho nunca supe si el dueño del auto realmente subió a buscar a mi mamá, pero cuentan que fue todo un chongazo, que hasta quisieron llevarla a la comisaría y pegarle a mi padrastro. Del pobre chico sólo supe que se levantó y que estaba buscando a mi hermana y que todos nos odiaron mucho y por muchos días. Los carnavales nunca fueron tan divertidos como los de mi infancia. 

Debe doler un montón