La semana pasada, el viernes, estaba yo muy tranquila en casa, había vuelto de mis exhaustivas vacaciones y me encontraba navegando por el facebook y el twitter, era una tarde como pocas. Mi mamá me preparaba el almuerzo, y desde la cocina me lanzó una pregunta extraña: "¿Haz visto el baile del caballo?". Intenté no hacer caso a su pregunta, pensando que tal vez se había confundido, y que había preguntado cualquier otra cosa menos eso, pero ella salió de la cocina con su cucharón en la mano e hizo algo inimaginable: salió brincando, con los brazos estirados de frente y las dos manos juntas. Era el baile del caballo... en realidad era el baile de un caballo siendo atropellado brutalmente por un trailer.
Me quedé viendo a mi madre por aproximadamente seis segundos luego de que hiciera tal espectáculo y le pregunté qué carajos acababan de ver mis ojos, y solo hizo un ademán de desprecio y volvió a su cocina diciendo "¡No sabes nada de los bailes del momento, menos mal tengo a Jorgito (mi hermano) y él me enseña! ¡Cuando salió Axe Bahía, igualito, no me quisiste enseñar los pasos!". No pude evitar reírme a carcajadas mientras intentaba decirle a mi madre que el tema con esos calatos brasileros era justamente el mismo de toda la vida: que ella jamás aprendía los pasos de nada, y que casi todo lo bailaba mal.
Me quedé con el trauma post-baile de mi madre por varios minutos, luego decidí, ya que estaba web-eando, buscar en google dicho baile. A diferencia de otras veces, la canción me pareció graciosa, divertida y muy bailable. Me imaginé con mis dos mejores amigas, en alguna discoteca de la ciudad haciendo todos los pasos y bailando como locas. Luego sacudí mi cabeza y cerré de inmediato esa basura. Esa basura era demasiado pegajosa, era como hipnotizante.
Días después, ya el martes, cuando regresé a la oficina luego de mis vacaciones, mi compañero de sitio, Pablo, me dijo: "Oye tienes que escuchar esto". Me acerqué a su sitio, me puso sus audífonos y le dio al play. Era esa canción, era esa basura del Gangnam Style. No pude evitarlo, la escuché hasta el final, maldita sea, me gustó. "No tiene nada de malo" me dije a mí misma. Luego me dijo que tenía también el vídeo y acepté verlo. No me arrepiento de nada, aprenderé la letra de esa canción para que me metan bala mientras la canto el día del terremoto, este 21 de Setiembre en la plaza San Martín. Ok no.
*Google imágenes.