miércoles, 28 de agosto de 2013

Mi matrimonio

 Estaba más nerviosa que cuy en tómbola. Mi madre y hermana me calmaban, me decían que todo estaba bien, que mi futuro marido ya llegaba, que no me ponga mal. Estaba con mi vestido, sentada en un mueble bonito, mirando por la rendija de la puerta a toda la gente que, sentada, esperaba por mi triunfal entrada y el tan ansiado "puede besar a la novia". Pero algo estaba mal: me faltaba el novio.

 Recibí una llamada, no sé quién era pero me dijo que estaba viniendo y que no me ponga triste. Me dijo que me tenía una sorpresa, que no venía solo. No entendí y seguí mirando por la rendija con lágrimas en los ojos, pensando que mis invitados se irían y nunca llegaría a casarme, hasta que entró un chico por la puerta de atrás, me dijo: "amor, llegué" y un niñito corrió a abrazarme. "Mami, te amo" me dijo y yo me puse a llorar pensando "¿qué carajos, en qué momento tuve un hijo tan bello?". El amoroso muchacho me abrazó y besó mientras me decía que mi vestido era precioso y que seríamos muy felices juntos. Miré a mi mamá con cara de sorpresa y me paré, corrí a la cocina y llamé a Maribel, le pregunté si ella recordaba a algún novio mío, que no sabía con quién mierda me estaba casando y ella me dijo que era una huevona, que él y yo teníamos varios años juntos. Le pregunté si el niño era mi hijo y ella me dijo "muy graciosa, Fio, apúrate que va a llover, cásate de una vez que ahorita nos vamos todos".

 Volví un poco desconcertada a la sala y mil y una veces intenté mirar el rostro de mi novio, pero no podía, siempre volteaba o me esquivaba la mirada. Nunca supe quién fue. Mi hijo tenía los ojos de mi papá, medios verdes, medios raros. Me dijo que me amaba a mí y a su hermanito, y me tocó la panza. "No puede ser que me esté casando en bola, qué roche carajo" me dije a mí misma mientras que novio e hijo salían a recibirme en frente de todos. Esperé un poco, salí, el padre me dijo todo lo que dicen los padres, me casé y cuando volteé, mi novio y mi hijo se habían ido, mis invitados no estaban, no existía embarazo alguno y mi vestido era más parecido al de la novia cadáver. Y me desperté llorando como cojuda.