jueves, 25 de abril de 2013

Una madre cansada pega menos fuerte

 Como todos saben, se acerca el segundo domingo de mayo, y ya todas las tiendas, empresas, marcas y etc. nos empiezan a hostigar con la publicidad por este día. Todos nos garantizan que, con sus productos, nuestras madres serán las más bellas, las más felices y las únicas "reinas" en su día especial. Pero hay algo que desde siempre me ha llamado la atención, y es precisamente los productos que ofrecen y todo el chongo que se arma previo al día de la madre.

 No sé a quién se le ocurrió alguna vez, en la antigua Grecia quizá, que una madre de familia es sinónimo de "empleada del hogar". Las ofertas en electrodomésticos, menaje, ropa de cama y demás en este rubro abundan, por no decir que son más del 80% de las sugerencias de regalo para mamá. Esto me hace pensar que si yo le regalo a mi madre un juego de ollas simplemente le estoy diciendo: "Toma, para que sigas esclavizada cocinando". Más o menos así. En cambio, qué bonito sería llevar a mamá a escoger algo que le guste realmente, algo que ella quiera. La mía, por ejemplo, sé perfectamente que se escogería un buen par de zapatos, no unos cubiertos facusa ni un mantel.


 Sonsera aparte es lo de los colegios. Como sabrán muchos, yo fui profesora de inicial por un período bastante corto donde pude ganarme con mil cosas. Aquí viene un tema del cual me quiero apartar totalmente cuando sea madre: Las actuaciones. Todos los años escuchaba la misma queja de boca de mi madre y era la siguiente: "¿Para qué voy a ir si tú ni bailar sabes?" - Ok, eso era bastante chocante a nivel psicológico, pero ya lo superé- Y, en parte, tenía razón. Esas actuaciones solo eran una gastadera de dinero y tiempo, porque al menos mi mamá SI tenía cosas que hacer. Recuerdo que la directora del nido donde yo enseñaba prácticamente me obligó a cobrar más de treinta y cinco soles por el alquiler del vestuario para la actuación de los niños que iban disfrazados y, en el caso de los demás, tuvimos que obligar a los padres a comprar tal polito o tal pantalón para que todos salgan igualitos. Encima todos actuaron mal, y mejor ni decir lo mucho que los padres de segundo grado terminaron odiándome, eso fue roche aparte. Peor aún, ni hablar de los "regalos" que nos hacían pintar y decorar, ah no, eso era por lo menos unos quince soles más. Ese año recuerdo que mis alumnos de 5 años les dieron a sus mamás unos cuadros de madera que lo único que tenían de bueno era que estaban pintados por sus manitos y su amor eterno e inolvidable. Una metida de rata infinita y profunda.

 Ahora no sé si las cosas habrán cambiado, la verdad que hace muchísimos años que no asisto a las actuaciones ni de mis hermanitos (hermanotes ahora), pero supongo que mientras ustedes como madres y padres sigan permitiendo que en el colegio les metan la rata, siempre tendrán actuaciones mediocres y regalos horribles por parte de sus hijos. Ok, no seamos tan basuras, digamos que SI te enorgullece que tu retoño esté delante de cincuenta personas semi calato y haciendo el ridículo. Ok. Y si tú, que me estás leyendo, eres madre y no quieres seguir recibiendo frigideres ni microondas ni juegos de sala, dile a tu marido que te compre ropa y te regale una exfoliación de cacharro o unos zapatos. No pierdes nada.

JAJAJA