viernes, 23 de noviembre de 2012

La ladrona de libros

 No recuerdo si era Julio o Agosto del 2006. Estaba en cuarto de secundaria, en esas épocas cuando ya no me hacían bullying, pero igual leía en un salón vacío porque, bueno, algunas costumbres se nos quedan. En fin, estaba en este salón con una revista, ojeando y al parecer sin encontrar algo interesante, hasta que llegué a una página donde recomendaban autores y libros. Ahí vi un título que me llamó la atención: "The book thief” (La ladrona de libros). Leí el pequeño resumen de un párrafo y me enamoré por completo de la historia, quería leer ese libro a como de lugar. Un acordeón, un judío, una niña que escribía su propia historia y la mejor narradora: la muerte. A cualquier chiquilla de dieciséis le conmueve eso, ¿no? Ok, no a las de ahora. A mí me estremeció.

 Decidida y con los miserables veinte soles que pude juntar en casi tres meses (en el cole esos veinte soles te hacen sentir millonaria), un frío día de Noviembre me fui a Quilca, lugar que yo conocía por ser el barrio de una de mis amigas del salón, y donde recordaba haber visto millones de libros. Me fui para el boulevard de la cultura, y me pasé uno por uno, puesto por puesto, preguntando, con mis dieciséis años, mi morral punkeke y mi chompa del Fanning, si alguien tenía, de casualidad, semejante librazo. Uno de ellos me dijo que podía bajármelo de internet, pero no quise. Yo quería el original (claro, ilusa yo, pensaba que me alcanzaría con veinte soles). Así que con indignación, me fui a casa. Pero era terrca, terca como una mula. xD. 

 Pasaron algunos años desde que descubrí la obra, en internet iba leyendo fragmentos o comentarios, pero no conseguía ubicar el maldito libro en ningún lado, a pesar de que me había paseado por las librerías del óvalo de Miraflores, por las del centro de Lima, ninguna me daba siquiera una pista de donde podría ubicarlo. Ya me estaba resignando a nunca leerlo, a nunca tenerlo en mis manos, pero... como me dijeron por ahí, Maktub, "estaba escrito" que lo encontraría el día menos pensado. 

 Febrero, 2012: Salí con "Pancracio" a comer, nos fuimos al óvalo Gutiérrez y entramos al Friday's, a tragar como cerditos y a conversar de la vida. Creo que ya le había comentado sobre la búsqueda intensa que llevaba, no lo sé, pero salimos del local, caminamos un poco y nos fuimos a una conocida librería que hay por ahí. Yo, a modo de molestar, le pedí al muchacho que nos atendía que se fije si tenía el libro. Mientras él buscaba en su base de datos, yo le decía a Pancracio algo como: "jajaja, nunca lo encontrará". "Dame un minuto" me decía el chico, mientras sacaba libros de libros de un estante, ante mi mirada nublada y el sentimiento de desvanecimiento que tenía en esos momentos. Uno a uno, los iba sacando y, mientras decía cosas como  "por aquí lo vi" o "claro, el de la niña echada, el del judío", mi sonrisa burlona se iba borrando. El joven me estiró un libro medio empolvado, lo puso en mis manos y no fue hasta que le di la vuelta, que descubrí que era, original y sellado, LA LADRONA DE LIBROS de Markus Zusak. Esos instantes que uno guarda para siempre como "el momento más importante de mi vida", y puede darse en muchas oportunidades, ¿captan? Eso fue. Hasta que le volví a dar la vuelta y me di cuenta de que tenía que ahorrar para comprármelo. Pero la astucia de Pancracio me voló el cerebro.

 Dejé el libro a un lado, rogándole a Chacalón el ángel del pueblo que nadie se lo lleve hasta que yo vuelva y pueda pagarlo. Me fui a pasear por la librería, mientras mis ojos cansados no podían creer lo que habían visto y mis manos temblorosas no podían creer lo que habían tocado. Pancracio paseaba por otro lado, y la verdad, jamás pensé en mi vida que haría algo así, pero cuando nos juntamos para ir a ver más libros, me extendió una bolsa y, cuando la abrí, era mi libro: él me lo había comprado. Luego de eso no recuerdo más, solo mi extrema felicidad y mi retraso para entender que realmente estaba pasando eso. Gracias Pancracio, donde quiera que estés. 

 Ya en casa pude abrir el libro, presa de la emoción, y ese día no dormí leyendo el primer capítulo. Desde el primer momento, la historia me envolvió como mosca en telaraña, de principio a fin. Otra vez descuidé estudios, por eso también fue lo del cero cero que marcó mi desgracia en Cibertec. En fin, leí el libro en tiempo récord y me encantó. Hoy lo empecé a leer de nuevo (claro, la más idiota, en semana de parciales) pero es que me gusta más leer La ladrona de libros que leer las ppt's de administración, no me juzguen.