miércoles, 7 de noviembre de 2012

Memoria de elefante.

Hola, soy darks y cago murciélagos hoy he decidido hacer una lista de las cosas que mi memoria de elefante ha decidido buenamente hacerme recordar acerca de mi niñez y temprana primera década de mi vida. Como se darán cuenta, el orden no es para nada cronológico. Empecemos:

  • Tenía todos los muñecos de "Bebé Sinclair" y me bañaba calata con todos, en una tina celeste, a la miserable edad de un año. Si, sí me acuerdo.
  • Tenía un perro -peluchín- al que yo asociaba con un caballo o un dinosaurio porque era muy grande.
  • Recuerdo haberme sacado la misma mierda por traviesa, con un rocón que se me incrustó en la ceja (JAJA QUÉ IMBÉCIL) tenía dos años, y la cicatriz la tengo hasta el día de hoy, a lo Harry Potter style
  • Un niño del nido me dio mi primer beso a los cinco años. Me chapó delante de su mamá y yo me fui corriendo presa del miedo y la vergüenza. Me saqué la entreputa, me fui rodando por las escaleras. Ahora entiendo todo.
  • A los siete o seis años mi papá me presentó a una "enamorada" y cuando estábamos solas, comiendo chifa, le dije que era vieja y horrible, y que mi papi era "solo mío". 
  • Recuerdo que en mi fiesta de promoción de cinco años me tomaron un montón de fotos bailando con mi compañerito. Lo que no sabe mi mamá es que a los catorce las rompí todas y no dejé rastro.
  • Mi mamá y mi "papastro" me organizaron un tonazo por mis cinco años, y yo me la pasé encerrada, llorando por no tener a mi papá. 
  • No quería que nazca mi hermano Jorge, porque pensaba que mi mamá me dejaría de querer. Cuando lo vi todo chiquito recién nacido, no quería que se muera nunca.
  • Me acuerdo que a los seis años le dije a mi mamá: "Apaga esa porquería" cuando en la radio tocaron por enésima vez la canción de Christian Meier, carreteras mojadas. Imaginarán su poker face. 1996, jamás te olvidaré.
  • Cuando tenía trece, mi amiga de la infancia viajó a EEUU. Nos despedimos fríamente, como si nos fuéramos a ver al día siguiente. Luego corrí a la azotea y mientras veía que se subía al taxi  me puse a llorar como nunca. Y lloré como tres meses. Y lloré en su cumpleaños del año siguiente. Llorando en 3,2,1.
  • A los siete años intenté escapar de mi casa, ya ni me acuerdo por qué, pero me fui caminando hasta mas o menos el parque Castilla. Me encontré con el Sr. Tony llegando a la iglesia Santa Rosa, y él me llevó de regreso a mi casa pensando que estaba perdida. 
  • A los ocho me perdí en la playa, fui al mar en busca de "la vida más sabrosa" y cuando volteé no sabía donde carajo estaba mi familia. Un salvavidas fuertote me subió a su torre y empezó a llamar a mi mamá por el megáfono. Si, supones bien: Ya no me quería bajar.
  • El primer libro que leí fue "apareció en mi ventana" a los cinco años y medio. Lo volví a leer en primaria, a los siete y algo. 
  • Casi muero ahogada a los diez, en un paseo del colegio, mi mamá nunca supo, es más, creo que ni mi profesora supo.
  • Quería ser Sailor Moon.
  • No tuve huequitos en la oreja hasta los dieciséis. 
  • Cuando vi a Rod Stewart por primera vez, fue en televisión, a los seis años, y le dije a mi padrastro: "Cuando crezca, quiero tener un novio como él" A lo que él respondió: "¡¿Novio?! Tas loca tú ¿qué tienes? a todos los novios que tengas los voy a MATAR."
  • Cuando tenía cinco años hablaba con un gallo que la vecina tenía al costado de mi casa. Le contaba de cómo me había ido en el nido, lo que había jugado con mis amiguitos, hasta que me descubrieron y nunca más volví a ver a mi amixer el gallito. 
  • A los cinco años pensaba en suicidarme porque extrañaba a mi papá. 
  • A los cinco años también vi por primera vez Dragon Ball. Me quedé tan idiota, que mi padrastro me tuvo que cargar y llevarme a otro cuarto, porque yo no dejaba de gritar que quería verlo "por siempre."
  • Me oriné en clase de Comunicación Integral, en tercero de primaria. Era nueva en el Fanning y me daba miedo pedir permiso. 
  • Por jugar a Star Wars en segundo de primaria, de un escobazo me volaron un diente. 
  • Le pegué a un niño en mi antiguo barrio de lince, y cuando subió su mamá a reclamar, le eché la culpa a Salvador. Le pegaron a Salvador en mi cara y no hice ni mierda por él.  
  • Fui del coro de la iglesia Santa Rosa de Lince, en la misa de los niños, desde los once hasta los trece.
  • A los cuatro años le dije "Ballena" a mi profesora de nido y ella no me dejó comer lonchera. 
  • En primero de secundaria encontré un pajarito muerto en el jardín del Fanning y lo puse entre los cuadernos que tenía que revisar la auxiliar. 
  • Inundé el baño de la casa de mi amiga por olvidar cerrar el caño e irme a seguir jugando carnaval con mis amigos.
  • En inicial le pinté la cara con témpera verde a un niñito de mi salón mientras él reía inocentemente creyendo que quedaría como Hulk. Su mamá vino a la salida y me jaló la patilla.
  • Le reabrí el huequito de la oreja con un clip a mi amiga Rosa. Creo que lloró tres horas.
  • En quinto de secundaria, faltando una semana para terminar por siempre el colegio, le puse una carta al director, donde le decía que "siempre había estado enamorada de él". La firmé con el nombre de una chica de segundo año que no me caía.
  • A los ocho o nueve años, jugando al "dentista" con unos amigos, le introducí un alicate a uno de ellos y le provoqué una mini-hemorragia dental.
  • Jugando carnavales y aprovechando que mi tía Aurora dormía, le pinté en la espalda "Arriba perú carajo" con témpera roja. 
  • Me llevaron a un karaoke a los catorce, y canté "Dancing in the dark" de Bruce Springsteen. Y me aplaudieron... después me sacaron del local porque era menor de edad. 
  • Vi Chucky yo solita en la oscuridad a los ocho años. Y desde ahí decidí nunca más ver pelis de terror, o cualquier película que de siquiera algo de miedo. Por eso soy así.
  • Le agarré pavor a las monjas a los siete años, cuando -según yo- una de ellas tenía una cara más terrorífica que la del diablo. Hasta ahora les temo, no he podido superar ese trauma. 


Y, bueno... seguiré atendiendo la clase, hasta la próxima.