viernes, 2 de noviembre de 2012

Me puse EMOlientera.

 Mierda, mierda, mierda, hoy en el trabajo me pasó una cosa muy horrible -oi shi qué horrible- resulta que, ilusa yo, decidí abrir una empolvada carpetita de música que no abría hacía bastante tiempo, no sé por qué, pero decidí escuchar algo de Daniel F. Oye, si no sabes quién es Daniel F, o al menos Leusemia, no has tenido infancia está bien, casi nadie sabe quién es, juaz.

 Puse la primera canción y empecé a llorar como el más marica de los emos del C.C Arenales, con lluvia, mi oso de peluche y en la oscuridad. Automáticamente me acordé de todo lo que había vivido cantando esas canciones, en los conciertos, pogueando en la plaza San Martín cuando se presentaba Leusemia, los amigos, los enemigos, los que quedan y los que -menos mal- ya se largaron, las buenas cosas, los errores de los que supuestamente se aprende. Lloré para adentro nomás, porque mucho roche en la oficina, pero después me fui al baño y ahí sí con furia. ¿Cómo es, no? a veces una canción, dos minutos y medio de letra y melodía, te hacen sacar lo más profundo de tu ser, cosas que pensabas que ya no sentías porque era muy estúpido todo aquello en esas épocas. But you're fucking wrong, bro.

 Todo vino a mi mente, me senté en el water tapado, cogí papel higiénico y empecé a cantar, solita como imbécil, todas las canciones, y cada una de ellas me transportaba a un día, hora, mes y año diferente. Lloré hasta que alguien entró al baño y se metió a mi costado. Agarré más papel, me sequé la vida entera, respiré profundo y volví a mi silla. Y no paré de escuchar, masoquista yo, todas las canciones. Me siento caca. Encima me dio una alergia jodida y todo el día he estado estornudando. Encima me toca mate más tarde.


*Con ustedes, the wonder years.